La flora vaginal, también llamada microbiota vaginal, está formada por un conjunto de bacterias que habitan en la zona íntima de la mujer. Su principal función consiste en impedir la proliferación de patógenos que pueden causar infecciones y problemas vaginales que deben tratarse. A continuación, hablaremos sobre cuáles son los síntomas de la flora íntima alterada más habituales. Además, veremos algunas recomendaciones para equilibrarla, como la importancia de una alimentación saludable y el uso de probióticos para la flora vaginal.
Tabla de contenidos
¿Qué es la flora vaginal y por qué es importante para la salud?
Definición de flora vaginal
La flora o microbiota vaginal está compuesta por distintos tipos de bacterias y hongos beneficiosos que se encargan de proteger esta zona frente a las infecciones y los microorganismos externos.
Función y beneficios para la salud
Las bacterias más frecuentes que la conforman son los Lactobacillus, que son los responsables de generar ácido láctico y mantener la acidez adecuada del pH vaginal, concretamente entre 4,5 y 5. Sin embargo, si estos valores se alteran, se incrementa el riesgo de que proliferen bacterias como la Escherichia coli, que puede causar infección de orina. A su vez, un desequilibrio en el pH de la flora vaginal también origina otras alteraciones comunes como la candidiasis, que aparece debido a un crecimiento excesivo del hongo Candida albicans.
Síntomas de la flora íntima alterada
Por lo general, los síntomas más llamativos que experimentan las mujeres con desequilibrios en la microbiota vaginal son los cambios en el flujo y las molestias en la zona íntima, los cuales pueden reflejar la presencia de diferentes infecciones. Los síntomas de la flora íntima alterada más habituales son:
- Cambios en el flujo vaginal: es común notar cambios en el color, olor y textura del flujo vaginal
- Inflamación: la proliferación de patógenos puede inflamar la mucosa vaginal y la vulva. A su vez, suele venir acompañada de escozor, dolor y enrojecimiento
- Molestias al orinar: se trata de otro de los síntomas más característicos de infecciones como la cistitis o la vaginosis bacteriana
- Picor: la presencia de picores intensos en la vulva y la vagina suele ser indicativo de un aumento de microorganismos perjudiciales en la zona íntima
Factores que afectan la flora vaginal
Sin embargo, si estos valores se alteran, se incrementa el riesgo de que proliferen bacterias como la Escherichia coli, que puede causar infección de orina. A su vez, un desequilibrio en el pH de la flora vaginal también origina otras alteraciones comunes como la candidiasis, que aparece debido a un crecimiento excesivo del hongo Candida albicans.
Cambios hormonales y su impacto
Los estrógenos son una de las principales hormonas sexuales femeninas. Si su nivel disminuye, provoca una reducción de lactobacilos, disminuyendo también la producción de ácido láctico: uno de los encargados de defender la vagina.
Otras alteraciones hormonales, como las que suceden en la tiroides, la prolactina o la insulina, en pacientes diabéticas, también pueden incidir negativamente en la salud de la flora vaginal, ya que también interfieren en los niveles de estrógenos.
Alimentación y flora vaginal
Es aconsejable reducir la ingesta de grasas, carbohidratos y alimentos con exceso de azúcares, porque contribuyen a la proliferación de microorganismos que son nocivos para la microbiota vaginal. En cambio, es beneficioso aumentar el consumo de verduras y yogures, puesto que mantienen el equilibrio natural de la flora vaginal.
Beber al menos dos litros de agua al día previene la aparición de infecciones como la cistitis. Además, otras bebidas como las infusiones y los zumos también ayudan a un correcto estado de hidratación. Sin embargo, se debe reducir el consumo de bebidas alcohólicas.
Uso de antibióticos y otros medicamentos
El uso de antibióticos puede afectar a la salud de la flora vaginal, ya que además de destruir las bacterias patógenas, hacen lo propio con las beneficiosas (los lactobacilos), provocando un desequilibrio en la microbiota vaginal.
Consejos efectivos para proteger y mantener la flora vaginal saludable
Equilibrar la flora vaginal y evitar el desarrollo de patógenos es posible, si se siguen una serie de hábitos de alimentación e higiene en la vida diaria.
Prácticas de higiene adecuadas
Es muy importante mantener la zona íntima limpia con productos específicos que tengan un pH adecuado y no emplear soluciones jabonosas, desodorantes íntimos y productos perfumados. También es fundamental secar bien esta área y extremar la higiene, tanto antes como después de las relaciones sexuales.
Elección de productos de cuidado vaginal
Siempre es preferible usar ropa interior de algodón en lugar de prendas que sean de fibras sintéticas, puesto que pueden causar irritación o reacciones alérgicas. A su vez, es aconsejable evitar la ropa demasiado ajustada y poco transpirable, debido a que es perjudicial para la flora vaginal.
Estrategias para reducir el estrés
El estrés también incide en la salud de la microbiota vaginal, por cómo este interfiere en las hormonas. Estas se producen en la glándula suprarrenal, encargada de fabricar el cortisol (conocido comúnmente como “la hormona del estrés”). Si el estrés afecta a la regulación de las hormonas, del cortisol y de hormonas sexuales, este escenario predispone a las infecciones vaginales porque altera la flora íntima.
¿Qué son los probióticos para la flora vaginal?
Los probióticos para la flora vaginal son un tipo de complementos alimenticios compuestos por microorganismos vivos, los cuales contribuyen al estado natural de la microbiota vaginal. Estos son capaces de sobrevivir al paso por el tracto gastrointestinal, por lo que sus efectos en el organismo de la mujer son muy beneficiosos.
Por lo general, los probióticos de lactobacilos liofilizados pueden utilizarse no solo como tratamiento, sino también como forma de prevención. Esto se debe a que su consumo habitual ayuda a reforzar las defensas y reduce el riesgo de sufrir infecciones del aparato reproductor femenino, como la vaginitis bacteriana o la vulvovaginitis, entre otras.
Si experimentas algún síntoma de la flora íntima alterada, como inflamación o picor, es recomendable que lo consultes con un profesional lo antes posible. En cualquier caso, siempre se debe acudir a revisión al menos una vez al año para detectar cualquier tipo de alteración en la zona genital.